Como hija de inmigrantes multiculturales, aprendí desde temprano que una vida de ajetreo no necesariamente crea felicidad. Al crecer, mis padres trabajaron duro para tener éxito. Pero estaban constantemente preocupados por el futuro. No lograban relajarse y disfrutar el presente.

Mis padres estaban atrapados en un ciclo insatisfactorio de desconexión con ellos mismos y con las personas que los rodeaban. Yo quería romper ese ciclo -para mí y para otras personas.

Desde muy temprana edad supe que quería ser terapeuta. Reconocí que todos tienen caminos difíciles y aprendí a sentir una profunda compasión por las personas conocía. Siempre he sentido curiosidad por las experiencias e historias de las personas, y he aprendido a ver la fortaleza y la resiliencia en los demás.

Pero no siempre supe cómo ver mi propia fuerza y resiliencia. Estaba atrapada en un bucle; sintiéndome ansiosa pensando en mis conexiones con los demás, mi cuerpo sintiéndose a toda marcha y actuando de maneras que luego encontraría vergonzosas. Mis inseguridades sobre mí misma se reflejaron en la forma en que traté de conectarme con los demás. Me di cuenta de que romper el ciclo generacional de desconexión de mi familia era más complicado de lo que pensaba.

Siempre me ha dado ansiedad el pensar cómo me presento ante los demás. Me he encontrado en relaciones que no me permitieron ser mi verdadero yo. Me he sentido como una carga para los demás. Y cuando me convertí en mamá, mi comprensión de mi propio papel en el mundo dio un vuelco.

A través de mi educación en psicología, y recibiendo terapia, aprendí a mirar más allá de la carrera y apreciar las pequeñas alegrías de la vida.

Me hice presente en el proceso, no solo enfocada en el resultado final.

Y mi vida comenzó a sentirse plena todos los días, no solo cuando podía tomarme unas vacaciones y escapar de mis rutinas.

Y esa es la razón por la que comencé mi práctica: ayudar a las personas a sentirse más realizadas y conectadas en su vida cotidiana.

A través de mi trabajo como terapeuta de ansiedad relacional, he llegado a comprender que nuestro bienestar en la vida depende de cómo vemos, procesamos y damos sentido a nuestras historias.

Tu historia incluye tus comportamientos diarios, hábitos, emociones y pensamientos. Pero también es tu pasado, tus creencias y tradiciones profundamente arraigadas y tus patrones inconscientes.

Es por eso que quiero ayudarte a crear mejores formas de pensar, mejorar tus relaciones y mejorar la forma en que enfrentas tus preocupaciones diarias.

A través de nuestro trabajo colaborativo, te sentirás más presente en tu propia compañía y en la compañía de los demás. Te adaptarás a las situaciones y circunstancias más fácilmente. Desarrollarás más reflexión, satisfacción, compasión y consideración. Y te sentirás más realizada en tu vida diaria.